Las idílicas jornadas playeras, tan esperadas durante el verano, pueden convertirse en un riesgo latente para los más pequeño s de la casa. La exposición al sol, aparentemente inofensiva, se torna peligrosa para los niños menores de 6 meses, según advierte la pediatra Emilia Márquez del Centro Médico Oma Salud y Centro de Estimulación y Rehabilitación Pediátrica CEC. El delicado periodo de los primeros 6 meses de vida impone restricciones severas a la exposición solar. Márquez sostiene que, incluso con precauciones como sombrillas, existe un riesgo significativo de quemaduras, ya que alrededor del 30% de la luz solar se refleja, afectando la piel extremadamente sensible de los bebés. Añade que el daño solar es acumulativo, siendo los primeros 18 años de vida críticos. La doctora Márquez desaconseja el uso de protector solar en bebés menores de 6 meses, argumentando que la fina piel de los infantes no garantiza la no absorción del producto, careciendo de estudios de seguridad en este grupo de edad. Para aquellos mayores de 6 meses, la recomendación es el uso de protectores solares con filtros físicos, aplicando cada dos a tres horas, y complementando con trajes de baño con filtro UV, ropa ligera y sombreros. La especialista subraya la importancia de evitar la exposición solar entre las 11:00 y 16:00 horas, momentos de mayor radiación, y destaca la necesidad de mantener a los niños en la sombra, hidratados y con la vestimenta adecuada. En caso de quemaduras solares, la doctora aconseja dar un baño con agua fresca, aplicar cremas hidratantes frías, consumir abundantes líquidos y administrar paracetamol para el dolor. Además, advierte que las ampollas no deben romperse, ya que podrían infectarse. Ante signos de deshidratación, fiebre, vómitos o ampollas, se recomienda acudir al servicio de urgencias. La pediatra concluye enfatizando la necesidad de consultar al médico en caso de quemaduras, asegurando así la verificación de la extensión del daño y la prescripción del tratamiento más adecuado. El disfrute de la playa para los más pequeños requiere, más que nunca, precaución y cuidado extremo.
Las idílicas jornadas playeras, tan esperadas durante el verano, pueden convertirse en un riesgo latente para los más pequeño s de la casa. La exposición al sol, aparentemente inofensiva, se torna peligrosa para los niños menores de 6 meses, según advierte la pediatra Emilia Márquez del Centro Médico Oma Salud y Centro de Estimulación y Rehabilitación Pediátrica CEC. El delicado periodo de los primeros 6 meses de vida impone restricciones severas a la exposición solar. Márquez sostiene que, incluso con precauciones como sombrillas, existe un riesgo significativo de quemaduras, ya que alrededor del 30% de la luz solar se refleja, afectando la piel extremadamente sensible de los bebés. Añade que el daño solar es acumulativo, siendo los primeros 18 años de vida críticos. La doctora Márquez desaconseja el uso de protector solar en bebés menores de 6 meses, argumentando que la fina piel de los infantes no garantiza la no absorción del producto, careciendo de estudios de seguridad en este grupo de edad. Para aquellos mayores de 6 meses, la recomendación es el uso de protectores solares con filtros físicos, aplicando cada dos a tres horas, y complementando con trajes de baño con filtro UV, ropa ligera y sombreros. La especialista subraya la importancia de evitar la exposición solar entre las 11:00 y 16:00 horas, momentos de mayor radiación, y destaca la necesidad de mantener a los niños en la sombra, hidratados y con la vestimenta adecuada. En caso de quemaduras solares, la doctora aconseja dar un baño con agua fresca, aplicar cremas hidratantes frías, consumir abundantes líquidos y administrar paracetamol para el dolor. Además, advierte que las ampollas no deben romperse, ya que podrían infectarse. Ante signos de deshidratación, fiebre, vómitos o ampollas, se recomienda acudir al servicio de urgencias. La pediatra concluye enfatizando la necesidad de consultar al médico en caso de quemaduras, asegurando así la verificación de la extensión del daño y la prescripción del tratamiento más adecuado. El disfrute de la playa para los más pequeños requiere, más que nunca, precaución y cuidado extremo.
