en una plaza segura, en una escuela con alimentación adecuada, en una comunidad que se organiza. El Programa de Planes de Promoción de la Salud para Municipios, Comunas y Comunidades Saludables 2025-2028 reconoce que mejorar verdaderamente la calidad de vida requiere actuar sobre los determinantes sociales de la salud: acceso equitativo a entornos saludables, alimentación digna, actividad física regular, salud mental y participación comunitaria. Gracias a este programa, el Ministerio de Salud destinará más de 237 millones de pesos para las 30 comunas de la Región del Maule. Una inversión que no solo permitirá desarrollar acciones concretas a nivel local, sino que prioriza la equidad, focalizando recursos en las zonas con mayores niveles de pobreza multidimensional. Es un modelo justo, con enfoque territorial, que busca cerrar brechas históricas y avanzar hacia un desarrollo más inclusivo y sostenible. Como sociedad, debemos dejar de ver la salud únicamente como algo que se atiende cuando falla, y comenzar a entenderla como una construcción diaria que nace en los territorios. En ese camino, los municipios tienen un rol fundamental. Pero también es clave el compromiso de las comunidades, las organizaciones sociales, el mundo académico y los distintos sectores del Estado. La firma de este compromiso por parte de los alcaldes y alcaldesas del Maule refleja una convicción compartida: cuando los territorios se involucran activamente en promover salud y bienestar, las políticas públicas cobran vida. Que este nuevo ciclo sea una oportunidad para construir comunas más saludables, más justas y más felices. Nataly Rojas, Seremi de Gobierno, Región del Maule
En el marco de un Chile que apuesta por la inclusión y la equidad, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) ha experimentado importantes transformaciones que lo convierten en una herramienta real de desarrollo social y educativo. Hoy, más de 1 millón 500 mil estudiantes de cerca de 9 mil establecimientos en todo el país reciben alimentación gratuita a través del PAE. Pero este programa ha evolucionado para ser mucho más que una solución alimentaria: es una política pública con enfoque territorial, cultural, sostenible y justo. Entre sus avances más significativos se encuentra la adaptación de menús según las realidades geográficas, incorporando preparaciones tradicionales como la calapurca, el po’e de plátano o el charquicán de cochayuyo, fortaleciendo no solo la nutrición, sino también la identidad local y el sentido de pertenencia. Asimismo, el programa ha sumado opciones especiales para estudiantes con alergias alimentarias, celiaquía, u otras condiciones, incluyendo también un menú basado en plantas una vez por semana para estudiantes de enseñanza media, promoviendo hábitos saludables y sostenibles. Otro de los pilares de esta nueva etapa del PAE es su impacto en la economía local: una parte de las compras se realiza a pequeños productores, agricultores familiares y comunidades indígenas, fortaleciendo la economía regional y diversificando la dieta escolar. También se ha impulsado el consumo de productos del mar, fomentando la pesca local y una alimentación más balanceada. Además, se han hecho ajustes en las bases de licitación que mejoran las condiciones laborales de las manipuladoras de alimentos y que abren oportunidades para que pequeñas y medianas empresas puedan formar parte del sistema, generando empleo y dinamismo económico. Estos avances reflejan una mirada profunda sobre el rol de la alimentación en el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes. El PAE, en su versión actualizada, no solo combate la malnutrición, sino que también promueve inclusión, reconoce la diversidad territorial y aporta al desarrollo justo y sostenible de las comunidades. En definitiva, alimentar con sentido es garantizar que cada estudiante, sin importar su lugar de origen, pueda ejercer su derecho a una educación digna, saludable y culturalmente significativa.
en una plaza segura, en una escuela con alimentación adecuada, en una comunidad que se organiza. El Programa de Planes de Promoción de la Salud para Municipios, Comunas y Comunidades Saludables 2025-2028 reconoce que mejorar verdaderamente la calidad de vida requiere actuar sobre los determinantes sociales de la salud: acceso equitativo a entornos saludables, alimentación digna, actividad física regular, salud mental y participación comunitaria. Gracias a este programa, el Ministerio de Salud destinará más de 237 millones de pesos para las 30 comunas de la Región del Maule. Una inversión que no solo permitirá desarrollar acciones concretas a nivel local, sino que prioriza la equidad, focalizando recursos en las zonas con mayores niveles de pobreza multidimensional. Es un modelo justo, con enfoque territorial, que busca cerrar brechas históricas y avanzar hacia un desarrollo más inclusivo y sostenible. Como sociedad, debemos dejar de ver la salud únicamente como algo que se atiende cuando falla, y comenzar a entenderla como una construcción diaria que nace en los territorios. En ese camino, los municipios tienen un rol fundamental. Pero también es clave el compromiso de las comunidades, las organizaciones sociales, el mundo académico y los distintos sectores del Estado. La firma de este compromiso por parte de los alcaldes y alcaldesas del Maule refleja una convicción compartida: cuando los territorios se involucran activamente en promover salud y bienestar, las políticas públicas cobran vida. Que este nuevo ciclo sea una oportunidad para construir comunas más saludables, más justas y más felices. Nataly Rojas, Seremi de Gobierno, Región del Maule
En el marco de un Chile que apuesta por la inclusión y la equidad, el Programa de Alimentación Escolar (PAE) ha experimentado importantes transformaciones que lo convierten en una herramienta real de desarrollo social y educativo. Hoy, más de 1 millón 500 mil estudiantes de cerca de 9 mil establecimientos en todo el país reciben alimentación gratuita a través del PAE. Pero este programa ha evolucionado para ser mucho más que una solución alimentaria: es una política pública con enfoque territorial, cultural, sostenible y justo. Entre sus avances más significativos se encuentra la adaptación de menús según las realidades geográficas, incorporando preparaciones tradicionales como la calapurca, el po’e de plátano o el charquicán de cochayuyo, fortaleciendo no solo la nutrición, sino también la identidad local y el sentido de pertenencia. Asimismo, el programa ha sumado opciones especiales para estudiantes con alergias alimentarias, celiaquía, u otras condiciones, incluyendo también un menú basado en plantas una vez por semana para estudiantes de enseñanza media, promoviendo hábitos saludables y sostenibles. Otro de los pilares de esta nueva etapa del PAE es su impacto en la economía local: una parte de las compras se realiza a pequeños productores, agricultores familiares y comunidades indígenas, fortaleciendo la economía regional y diversificando la dieta escolar. También se ha impulsado el consumo de productos del mar, fomentando la pesca local y una alimentación más balanceada. Además, se han hecho ajustes en las bases de licitación que mejoran las condiciones laborales de las manipuladoras de alimentos y que abren oportunidades para que pequeñas y medianas empresas puedan formar parte del sistema, generando empleo y dinamismo económico. Estos avances reflejan una mirada profunda sobre el rol de la alimentación en el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes. El PAE, en su versión actualizada, no solo combate la malnutrición, sino que también promueve inclusión, reconoce la diversidad territorial y aporta al desarrollo justo y sostenible de las comunidades. En definitiva, alimentar con sentido es garantizar que cada estudiante, sin importar su lugar de origen, pueda ejercer su derecho a una educación digna, saludable y culturalmente significativa.