El Maule: Potencia Agrícola, relegada por el centralismo
A pesar de alimentar a Chile y al mundo, la economía nacional sigue orientada a los servicios, la minería y la industria urbana, principalmente en Santiago y el norte,
Hablar del Maule es reconocer el verdadero motor agrícola de Chile. Aquí, miles de hombres y mujeres han convertido a la región en una pieza clave para la alimentación del país y del mundo, gracias a su esfuerzo y dedicación. Sin embargo, el consejero regional Alamiro Garrido denuncia una preocupante realidad: a pesar de su liderazgo y sus cifras sobresalientes, el Maule y la agricultura siguen siendo relegados por el centralismo, con un apoyo estatal insuficiente y poco reconocimiento. Las cifras hablan por sí solas.
En 2024, el Maule alcanzó exportaciones por US$ 3.302 millones, con un incremento del 13,5% respecto al año anterior. De ese total, más de dos tercios provienen directamente del sector agrícola y ganadero, que creció un 9,2%. Garrido resalta que, a pesar de estos logros, la región continúa fuera de las prioridades de inversión del Estado. Los productos maulinos recorren el mundo: cerezas frescas, manzanas, arándanos, kiwis, además de tomates procesados, pulpas y mermeladas, sopas y caldos. Todo esto genera empleo, innovación y orgullo regional. Pero el potencial podría ser mucho mayor si existieran políticas nacionales claras y potentes para impulsar la agroindustria local. En el primer trimestre de 2024, la región exportó US$ 1.017 millones; de ellos, US$ 767 millones correspondieron al agro, lo que muestra el dinamismo del sector. Solo en diciembre, las exportaciones regionales crecieron un 65,9%, y las del sector agrícola, un impresionante 94%. Según Garrido, estos números reflejan un potencial todavía subutilizado y una urgencia: “el futuro del Maule y de Chile está en el campo, pero sigue sin reconocimiento suficiente”.
El aporte agrícola al PIB nacional es solo del 2,8%, una cifra que, según Garrido, se utiliza para subestimar al sector, sin considerar su carácter estratégico para la seguridad alimentaria y el empleo rural. También advierte que más del 75% de la canasta de alimentos mundial depende directamente de la agricultura. Garrido enfatiza que la restricción presupuestaria hacia los gobiernos regionales solo acentúa la postergación.
“El centralismo político y la falta de recursos limitan el desarrollo agrícola, frenando la innovación y la infraestructura que tanto necesitamos”. El llamado del consejero es claro: no basta con pedir recursos, sino que se requiere una visión estratégica. El Maule necesita universidades que lideren en innovación, infraestructura logística —puertos, aeropuertos— para sus exportaciones, el impulso definitivo al Paso Pehuenche y una gran macroferia que conecte a los productores con nuevos mercados. Garrido también pone el acento en un punto clave: se requiere que las próximas autoridades sean competentes, comprometidas y técnicamente preparadas para dar al Maule y a su agricultura el lugar que merecen en la agenda nacional. Como dirigente del gobierno regional, Garrido insiste en un mensaje: la agricultura no puede seguir siendo invisible para las políticas públicas.
Es momento de exigir atención al gobierno central, por la soberanía alimentaria, la dignidad de las familias rurales y el futuro de regiones como el Maule, que ya están demostrando sus capacidades.
“Alimentamos a Chile y al mundo, mientras Santiago recibe lo mejor de la inversión pública”, concluye Garrido. “Esta brecha es injusta, y es un error estratégico que costará caro si no se corrige pronto”.
